Autosabotaje: qué es, síntomas, causas y tipos más comunes
Descubre por qué a veces te pones la zancadilla sin querer y cómo empezar a romper el patrón
8/11/20254 min read


Cuando el mayor obstáculo eres tú mismo
Imagina que tienes un objetivo claro, la motivación para lograrlo y hasta los recursos necesarios… pero, sin saber por qué, empiezas a retrasarlo, a poner excusas o incluso a tomar decisiones que lo dificultan.
Cuando te das cuenta, piensas: “¿Por qué hago esto? ¿Qué me pasa?”
Eso, en psicología, se llama autosabotaje.
Y aunque la palabra suene intensa, la realidad es que es un mecanismo muy común, que nos puede pasar a todos en algún momento de la vida. En este artículo vamos a ver qué es el autosabotaje, cuáles son sus síntomas, qué lo causa y qué tipos existen, para que aprendas a identificarlo y empieces a desactivar el freno de mano que llevas dentro.
¿Qué es el autosabotaje?
El autosabotaje es un patrón de conducta en el que, de forma consciente o inconsciente, realizas acciones (o evitas hacerlas) que obstaculizan tus propios objetivos, bienestar o crecimiento personal. Es como si hubiera una parte de ti que teme avanzar y activa un freno interno justo cuando estás por dar un paso importante.
La clave es que no lo haces por “maldad” hacia ti mismo, sino porque tu mente interpreta que avanzar implica un riesgo: fracasar, exponerte, cambiar, perder control o decepcionar a alguien. Así, intenta “protegerte”… aunque esa protección acabe haciéndote daño.
Síntomas del autosabotaje
El autosabotaje no siempre es evidente; a veces se disfraza de prudencia, realismo o falta de tiempo. Profundicemos en algunas señales.
1. Procrastinación crónica. Posponer tareas importantes hasta el último momento, incluso sabiendo que eso aumenta el estrés. Ejemplo: tienes una presentación clave en el trabajo y decides “ordenar el escritorio” en lugar de prepararla.
2. Autocrítica excesiva. Juzgarte con dureza, no perdonarte errores y sentir que cualquier fallo es una prueba de que “no eres suficiente”.
3. Infravalorarte constantemente. Convencerte de que no tienes las capacidades necesarias, lo que te lleva a no postularte a un empleo, no dar tu opinión o no iniciar un proyecto.
4. Incomodidad al recibir elogios. Sentir vergüenza o incluso rechazo cuando te felicitan, restando valor a tus logros (“Fue suerte”, “No es para tanto”).
5. Abandonar antes de tiempo. Comenzar algo con ilusión y dejarlo justo cuando empieza a exigir esfuerzo sostenido: un curso, una relación, una rutina de ejercicio.
6. Buscar distracciones y excusas. Llenarte de tareas pequeñas e irrelevantes para evitar la acción principal. Ejemplo: responder todos los mensajes pendientes antes de sentarte a estudiar.
7. Generar conflictos innecesarios. Provocar tensiones en el trabajo o en relaciones justo en momentos clave, como una forma inconsciente de evitar compromisos o cambios.
Causas del autosabotaje
El autosabotaje no surge de la nada; suele tener raíces en experiencias pasadas, creencias adquiridas y mecanismos de defensa. Vamos a profundizar:
1. Miedo al fracaso. Evitas intentarlo para no tener que enfrentarte a la sensación de “fallar”. Esto mantiene tu autoestima “a salvo” a corto plazo… pero frena tu crecimiento.
2. Miedo al éxito. Aunque suene contradictorio, lograr tus objetivos puede dar miedo: más responsabilidad, más expectativas, más visibilidad. Tu mente prefiere lo conocido, incluso si es incómodo.
3. Baja autoestima y autoconcepto negativo. Si crees que no mereces cosas buenas, es probable que las rechaces o te alejes de ellas. Esta creencia suele instalarse en la infancia, en entornos donde había crítica constante o poco reconocimiento.
4. Creencias limitantes. Frases que absorbiste y ahora operan como “verdades” internas:
“No sirvo para esto.”
“Las cosas buenas no duran.”
“Si me muestro tal como soy, me rechazarán.”
5. Experiencias pasadas dolorosas. Fracasos previos, rupturas o decepciones que dejaron huella emocional pueden llevarte a evitar situaciones similares, incluso si ahora tienes más recursos.
6. Necesidad de control. Si no puedes controlar el resultado, prefieres controlar el desenlace… provocando tú mismo la caída para que no te sorprenda.
7. Patrones aprendidos. Si creciste viendo que tus referentes se boicoteaban (dejaban proyectos, no se permitían disfrutar, evitaban retos), es más probable que lo repitas.
Tipos de autosabotaje
Existen diferentes formas en las que el autosabotaje puede aparecer:
Procrastinación.El clásico “mañana lo hago”. Lo malo es que mañana nunca llega o llega con tanto estrés que no puedes dar lo mejor de ti.
Perfeccionismo. Querer que todo sea perfecto antes de mostrarlo o dar un paso… lo que en la práctica significa que nunca es “suficientemente bueno” y te quedas paralizad@.
Autocrítica destructiva. Ese diálogo interno que te dice que no vales, que no puedes o que es ridículo intentarlo. Te roba energía y motivación.
Distracciones y excusas constantes. De pronto, todo es más urgente que lo que realmente importa: limpiar el cajón, revisar redes, “organizarte” sin empezar nada.
Relaciones tóxicas. Elegir (o permanecer) en vínculos que minan tu confianza y te confirman la idea de que no mereces algo mejor.
Abandono prematuro. Dejar un proyecto, relación o meta justo cuando empieza a exigir compromiso o esfuerzo sostenido.
¿Cómo dejar de ponerte la zancadilla?
El autosabotaje no significa que seas débil ni que no quieras progresar. Significa que, en algún momento, aprendiste a “protegerte” del cambio usando estrategias que hoy ya no te sirven.
La buena noticia es que todo patrón se puede reescribir. El primer paso es detectarlo; el segundo, cuestionarlo; y el tercero, reemplazarlo por conductas que te impulsen.
Porque a veces, el mayor gesto de amor propio no es correr más rápido, sino quitarte el pie de encima para que puedas avanzar.
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Cristina Suárez Psicóloga © 2024. All rights reserved.
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