La vuelta a la rutina: por qué nos cuesta tanto y cómo hacerla más llevadera
Por qué nos cuesta tanto volver después de las vacaciones y cómo cuidarnos psicológicamente para hacerlo más llevadero.
9/8/20254 min read


Seguro que lo has vivido: vuelves de vacaciones o de un periodo de descanso y de repente todo pesa más. El despertador suena más fuerte, el trabajo parece eterno, y tu mente se queda atrapada en el recuerdo de esa playa, ese viaje o esos días de desconexión. Bienvenido a la vuelta a la rutina, ese fenómeno tan común como temido.
Lo curioso es que no solo se trata de “pereza”: desde la psicología sabemos que la transición entre descanso y rutina puede generar estrés, bajón anímico e incluso ansiedad. Y lo mejor de todo: tiene explicación y también soluciones.
En este artículo vamos a hablar de los efectos psicológicos de la vuelta a la rutina, por qué nos cuesta tanto adaptarnos y qué estrategias podemos aplicar para que este regreso no se convierta en un drama.
¿Por qué la vuelta a la rutina nos cuesta tanto?
La clave está en entender cómo funciona nuestro cerebro. Durante las vacaciones solemos vivir con menos presión, más libertad y más refuerzo positivo (placer, descanso, disfrute). De repente, al volver, nos enfrentamos a madrugones, obligaciones, listas de tareas y horarios rígidos.
¿Cuáles son las razones que llevan a este choque?
Cambio brusco de ritmo: pasamos de estar relajados a volver a la exigencia laboral, académica o personal.
Contraste emocional: lo que antes era motivante (trabajo, estudios, responsabilidades) puede sentirse vacío tras días de disfrute.
Pérdida de control: en vacaciones decidimos más sobre nuestro tiempo; al volver, parece que otros (el jefe, la agenda, los horarios) deciden por nosotros.
Nostalgia: la mente tiende a idealizar los días de descanso y a compararlos con la rutina actual, lo que genera sensación de bajón.
Estrés anticipatorio: incluso antes de regresar, ya pensamos en todo lo que nos espera… y eso eleva la ansiedad.
Debido a todo esto, es normal sentirse cansado, irritable o desmotivado cuando tenemos que volver a nuestro día a día y dejar atrás los días de descanso y relax.
Efectos psicológicos de la vuelta a la rutina
La vuelta a la rutina no es solo cuestión de pereza. Nuestro cuerpo y nuestra mente atraviesan una especie de “resaca emocional” después de haber disfrutado de unos días de desconexión. A continuación, hablamos de algunos de los efectos más frecuentes.
1. Ansiedad anticipatoria
Ya desde el último día de vacaciones es común sentir nervios, tensión o incluso insomnio pensando en lo que te espera: correos acumulados, reuniones, estudios o pendientes. Esta ansiedad anticipatoria puede generar sensación de bloqueo antes incluso de volver a la rutina.
2. Desmotivación o apatía
Ese contraste entre los días libres y la obligación diaria puede hacer que sientas que nada te motiva. Cosas que antes llevabas mejor —como ir al trabajo, estudiar o encargarte de la casa— pueden sentirse pesadas y sin sentido.
3. Cambios en el sueño y en la energía
Al cambiar horarios durante las vacaciones, es normal que el cuerpo tarde en readaptarse. Aparece el cansancio constante, somnolencia diurna o dificultad para conciliar el sueño. Esto, a su vez, potencia la sensación de agotamiento emocional.
4. Irritabilidad y mal humor
La falta de descanso, el estrés y la frustración acumulada pueden hacerte reaccionar con más facilidad: saltar por pequeñas cosas, perder la paciencia o discutir más con los demás.
5. Nostalgia y comparación constante
Tu mente se engancha a recuerdos de los días libres y compara continuamente la rutina con lo vivido en vacaciones. Esto genera un efecto de idealización del pasado y sensación de pérdida, que puede derivar en tristeza o vacío.
6. Problemas de concentración
Muchos notan que al volver les cuesta enfocarse, leer, trabajar o estudiar. Este “desentrenamiento” cognitivo es normal: el cerebro también necesita tiempo para retomar el ritmo de la productividad.
7. Síntomas físicos
El estrés de la vuelta puede expresarse en el cuerpo: dolor de cabeza, tensión muscular, molestias digestivas o sensación de cansancio físico sin causa aparente.
Lo importante es recordar que estos efectos no significan que algo esté mal en ti: son reacciones normales a un cambio brusco de ritmo. La mayoría duran entre una y dos semanas, siempre que seamos capaces de gestionar la transición.
Estrategias psicológicas para hacer más llevadera la vuelta a la rutina
Aquí viene lo más útil: qué hacer para que la vuelta no sea un golpe tan duro.
1. Planifica un aterrizaje suave
Si es posible, evita volver de vacaciones un día y empezar a trabajar al siguiente. Regálate al menos un día para ordenar, descansar, comprar, ajustar horarios y reconectar con tu espacio habitual.
2. Recupera tu ritmo poco a poco
No quieras retomar todo de golpe: deporte, trabajo, estudios, vida social. Tu cuerpo y tu mente necesitan una adaptación progresiva.
3. Mantén pequeños espacios de placer
La rutina no tiene que ser sinónimo de aburrimiento. Introduce microplaceres en tu día a día: un café tranquilo, una llamada con un amigo, una serie, un paseo al sol.
4. Cuida tus hábitos básicos
Dormir lo suficiente, comer de forma equilibrada y mantener algo de movimiento físico son pilares para regular el ánimo y la energía.
5. Reencuadra la rutina como oportunidad
En vez de verla como “el fin de lo bueno”, piensa que es un nuevo comienzo. Puedes plantearte objetivos, aprender algo nuevo o implementar un cambio que venías posponiendo.
6. Practica la autocompasión
No te castigues por sentirte desmotivado o cansado. Recuerda: es normal, le pasa a muchísima gente. Trátate con amabilidad y date permiso para necesitar unos días de ajuste.
7. Revisa tu relación con la rutina
A veces la vuelta se hace especialmente dura porque lo que nos espera no nos gusta realmente. Pregúntate: ¿qué parte de mi rutina quiero cambiar? ¿Qué pequeñas modificaciones puedo hacer para que mi vida diaria me resulte más coherente con lo que necesito?
En definitiva, la vuelta a la rutina no es fácil porque implica dejar atrás días de libertad y placer para retomar un escenario lleno de exigencias. Pero desde la psicología sabemos que este bajón es normal, pasajero y, sobre todo, manejable.
Si te das tiempo, incluyes pequeños placeres, cuidas tus hábitos y te tratas con amabilidad, la adaptación será mucho más llevadera. Y recuerda: la rutina también puede ser un espacio donde crecer, aprender y construir estabilidad.
Porque al final, más que “volver a la rutina”, se trata de aprender a vivir mejor dentro de ella.
Contacto
cristinasuarezpsicologia@gmail.com
+34 624-452-072
Cristina Suárez Psicóloga © 2024. All rights reserved.
Terapia online


Terapia a domicilio
Registro sanitario Nº: C-36-003550
